“Siempre consigo
lo que quiero”, tengo 18 años de decir lo mismo y ayer comprobé que es muy
cierto.
Todo comenzó hace
tres meses, cuando gracias a mi miopía confundí a un muchacho con uno de mis
amigos, entonces le sonreí al muchacho, este se me acercó y comenzó a hablar
conmigo. Resultó ser que él si me conocía, comenzamos a hablar, pero yo no lograba
recordar el nombre del muchacho, al final nos despedimos y me olvidé del
asunto.
Pero hace un mes,
a las 12 am me llegó una solicitud de amistad de un excompañero de la escuela, como
estaba despierta la acepté. El muchacho me escribió, después de muchas
conversaciones, ayer el joven me preguntó si quería tener sexo con él y a pesar
de que estaba 100% convencida de decirle que no, una niña de 10 años apareció
en la habitación y me dijo “por favor”.
A la niña le
gustaba el muchacho, siempre le gustó, pero ella era muy fea y sin tetas, por
eso él nunca le prestó atención, pero ahora la niña de 10 años había crecido, había
superado al joven y tenía más tetas… entonces ahora tenía la oportunidad de
conseguir eso que hace ocho años había querido, después de tener una
conversación con mi versión de 10 años decidí aceptar la invitación del joven
de tener sexo con él.
Esto
es para el virgen de 21 años y para el muchacho del bus: Chicos, siempre
consigo lo que quiero, aunque me tome ocho años lograrlo.