Paola y Sophia

Ella se sintió confundida cuando la vio, de pie en la puerta, con las piernas abiertas, sus labios rojos, con su short y la camisa roja que dejaba ver sus senos. Entró a la clase con gran seguridad y tomo asiento al lado de la joven confundida, con un todo calmado en su voz y su hermoso acento colombiano dijo:
-       Mucho gusto, soy Paola.
-       Yo soy Sophia.
Ella sonrió y el profesor comenzó con la clase, Sophia estaba confundida, estaba ahí sentada, pero no podía poner atención; se sentía mal porque se había vestido muy mal ese día, con sus converses desgastadas, su pantalón de mezclilla y una camisa negra.
Así comenzó todo, tranquilo suave, como otra amistad… Se convirtieron en mejores amigas, compartieron tardes, helados, ella le enseñó a Sophia a fumar, una tarde cualquiera, sacó un cigarro se lo puso en la boca y le dijo: de algo tenemos que morirnos y no puede ser de amor; le dio fuego y dejó que la perdición comenzara.
En una de sus tantas pijamadas, estaban jugando y le dijo: te reto a besarme. Sophia temblando se acercó, su respiración se cortaba, sus labios se tocaron lentamente, su mano se entrelazó con el cabello de ella, sintió su piel suave, Paola se recostó lentamente en la cama y Sophia quedó encima de ella, se besaron mucho rato, hasta que en algún punto, Paola metió su mano en la blusa de Sophia, toco sus senos, por un momento se sintió confundida, pero rápidamente hizo lo mismo, entre besos y caricias se desnudaron, Paola cambio de campo con Sophia y comenzó a besarla lentamente, recorrió todo el camino desde su boca hasta sus labios, la hizo suya, con besos, caricias y dedos.
Se amaron a escondidas, pero se amaron, pero el tiempo pasó y todo comenzó a empeorar, un secreto nunca termina bien. Paola se cansó de esconderse, se cansó de las tetas que aún no le crecían a Sophia, entonces se buscó un pene.
Pero el karma tiene una manera divertida de equilibrarse, Paola quedó embarazada de ese encuentro de una noche, Sophia quedó devastada con la noticia, se quedó atónica, sentada en la cama, las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, se puso de pie y se marchó.

No le puedo mentir al lector al decirle que todo acabó ese día, pasaron peleas, gritos e incluso un viaje, pero ellas se acabaron, tomaron caminos distintos, una de las dos casi se mata, la otra casi se muere… pero Sophia siempre estuvo consiente de que Paola fue el amor de su vida. 
Intente averiguar cual soy yo