Resulto que nunca más, con el tiempo se borra.

Lloré, regresé a mi casa y me senté a llorar. La había perdido, de nuevo, una vez más mi falta de madurez, inteligencia, mi falta de valor, lograron su cometido, y una vez más se me escapo de entre los dedos. 
Recuerdo que la besé, la tuve en mis brazos, la vi a los ojos, sentí como cada parte de mi cuerpo se erizaba, pero aún así me alejé. Suena idiota, pero es solo porque lo es. Uno no tiene en sus brazos a la persona que ama y solo la deja ir, pero yo si y no solo una vez, varias. Pero esa vez ella me miro a los ojos y me dijo: Te he dado suficientes oportunidades, rompí mi regla de no dar una segunda oportunidad, si se vuelve a ir nunca más. 
Y como siempre me he caracterizado por ser testaruda, la bese y me alejé. 
Lloré como demente, lloré y culpe a todos, me enoje, me encerré, culpe a todos de mi desdicha, pero dejé impune a mi cobardía. 
Tiempo después me enamoré de nuevo y de nuevo, pero aunque amará a otra persona, siempre la amaba a ella, a la persona que nunca más iba a poder tener. 
Intenté no amarla tanto, intente olvidarla, pero había dejado una marca permanente en mi corazón, era imposible no amarla. 
Después de años de psicólogos y psiquiatras, superé mis inseguridades y mis problemas con el compromiso, incluso logré llegar a comprender y aceptar, que tengo la capacidad de amar a dos o más personas al mismo tiempo y con la misma intensidad. 
Así fue como logré comprender cómo a pesar de mis mil intentos de superarla, ella seguía ahí, tan fuerte como el primer día. 
Intenté contactarla, una vez más, decirle lo que sentía, pero cuando me acerqué, vi como otro la tenía en sus brazos, como alguien más la besaba y le decía "Te amo". Esa frase que yo cobardemente solo lograba decirle por mensajes. 
Aún así lo intenté, pero ella me rechazó, entonces llegaron a mi mente miles de mensajes atacándome, recriminándome  mi inmadurez y mi estupidez. Recordándome lo que ya sabía, con ella ya no tenía otra oportunidad.
Pasaron los años, ella ya ni siquiera estaba en el mismo continente, pero como todo fantasma del pasado, volvió a mi vida y finalmente le dije todo lo que había en mi corazón, le conté como aún la amaba, como cada vez que pensaba en ella todo mi cuerpo se estremecía, como solo pensar en su mirada, su sonrisa, su voz me volvía loca, como recordar sus labios me daban ganas de volver en el tiempo... le dije todo, aunque no existen palabras suficientes para expresar mi amor y devoción hacia ella. 
Para mi sorpresa, ese nunca, se convirtió en un tal vez, un tal vez que claramente podría ser un nunca, pero por otro lado podría ser un sí. 

Corazón, escribo todo esto para volverte inmortal, vas a vivir para siempre, porque no solo estás en mi corazón grabada, pero ahora sos parte de la literatura del mundo. 

Te amo y aunque siempre te haya costado creerlo, siempre te voy a amar. 

Naty, esto es para vos,
 porque siempre has sido vos 
y siempre lo serás. 
Te amo